Es casi una fantasía. En un relato corto de Conan Doyle un egiptólogo despistado comprobaba con terror cómo se había quedado encerrado en el parisino Louvre para, decidido a dar con una vía de escape, terminar presenciando un oscuro ritual en una de sus salas. La noche en el museo y otras inquietantes derivas vertebran un buen lote de literatura que ahora pierde validez porque -con resultados mucho más amables- la Tate Britain le ha ganado la partida a la ficción.
Un androide ilumina con una lámpara LED un lienzo de Henry Thomson
Bautizado «After Dark» (Al caer la oscuridad), el proyecto constituye una iniciativa pionera que la responsable de medios audiovisuales y electrónicos de la Tate, Jane Burton, rescató del cajón de descartes con la impresión de hallarse ante una trama de Isaac Asimov. Que funcionó. «Era lo que buscábamos, llevar el arte a un público aún más amplio. ¿Quién no ha soñado con visitar un museo de noche?» Y The Workers, un joven estudio del bullicioso East End, lo hizo.
Uno de los robots frente a «La Visitación» de Jacob Epstein (1926)
Impulsado por una ilusión de infancia -sentirse «dueños de las galerías desiertas»-, su ambicioso diseño comparte la proeza infantil con un número limitado de internautas que, desde la intimidad de sus ordenadores, accederán a otra intimidad, la del
Los robots cuentan con dos cámaras integradas y un dispositivo luminoso
museo. La retransmisión vía streaming, eso sí, será universal. «Es diferente de una visita rodeado del público; y «After Dark» consiste en eso, en recrear la experiencia de hallarse ahí solos y en plena noche. Queríamos involucrar al mayor número de personas posible», explica Ross Cairns, uno de los tres ingenieros que integran un colectivo de diseño que se alió con la Agencia Espacial del Reino Unido para madurar la idea. «Se trata de estar en un lugar donde en principio no deberíamos estar. Y eso es emocionante», añade.
Fuente: http://www.abc.es/cultura/arte/20140816/abci-noche-tate-britain-robot-201408161234.html
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