lunes, 16 de marzo de 2015

Los orígenes del manga y su relación con los ukiyo-e


Etimología y características

El término  "manga" se usa actualmente para referirse al cómic japonés, el cual refleja la realidad de esta sociedad y de su cultura desde múltiples ángulos, desde su historia y tradiciones hasta su cotidianeidad y sus fantasías futuras, abarcando así un amplio abanico de temas de diferente índole. Algunos de los aspectos más representativos del manga de hoy en día, es su interés por la caracterización facial, así como la particularidad de encontrarlo, casi de forma exclusiva, publicado en blanco y negro.

Sin embargo, la primera vez que se empleó dicho nombre fue en boca de uno de los autores mencionados en el artículo anterior, siendo éste uno de los grandes exponentes del ukiyo-e y, poco tenía que ver entonces con la concepción que hoy en día sostenemos sobre lo que es el manga. Fue hacia 1814, que Hokusai acuñó el término para aludir a una parte de su obra. Este vocable está formado por dos kanjis: "man" que significa "informal, involuntario" y "ga", que quiere decir "dibujo", juntos vendrían a designar un apunte rápido o un dibujo que pretende transmitir una idea.


"Hokusai manga"

Hokusai manga
De hecho, y como era de esperar, la producción manga de Hokusai responde a esa idea de boceto. No obstante, no se trataba de unas imágenes en secuencia todavía, sino más bien de representaciones aisladas, mas todas ellas participaban de un mismo carácter satírico y caricaturesco, aspecto, éste úlitmo, que compartieron -casi diríamos sin excepción- las primeras manifestaciones artísticas que iniciaban este género.

Se ha dicho, que su manga sentó las bases del cómic japonés actual. Esta obra fue publicada en diversos volúmenes de pequeño formato -en total quince-, los cuales recopilaban más de trescientos dibujos elaborados con tinta china y que Hokusai había ido realizando a lo largo de su vida. Éstos se caracterizaban por su simplicidad y por ser la línea y el dibujo en blanco y negro los principales protagonistas de estas imágenes. Dos son las peculiaridades de esta producción. Por un lado, las reducidas dimensiones de la impresión que se encontraban lejos de lo que era habitual en la época y, por otro, la ausencia de color, la cual distaba igualmente del resto de la obra de Hokusai, que se caracterizaba como lo hacían, en general, los ukiyo-e, por su colorido -donde recae la complejidad del grabado japonés, pues podían llegar a tintar veinte veces la misma hoja a fin de conseguir aplicarle todos los colores deseados-. Lo curioso es que sea especialmente esta última singularidad del manga de Hokusai, la que ha conservado su vigencia, hasta el punto de convertirse en una de las características del manga que actualmente consumimos.



Dos líneas historiográficas 

En lo que respecta a la manera de explicar o, mejor dicho, de escoger el punto de partida e inicio de la historia del manga, nos encontramos con dos líneas historiográficas distintas.

Una de ellas, la que se aleja más en el pasado, remonta estos orígenes al siglo VII, en donde encuentra ciertas similitudes entre las expresiones pictóricas de aquel período y el manga actual, alegando una cierta continuidad e influencia de estilo sobre el último. Esta postura suele considerarse la más purista, puesto que pretende acordar que el manga es algo íntegramente y esencialmente japonés.

La segunda corriente cuestiona la primera y mantiene o refuerza la idea de que el cómic norteamericano y, en menor grado, también el europeo, tuvieron una influencia decisiva en la configuración del manga, entendiéndolo así como un producto híbrido, fruto de los vínculos entre diferentes culturas.

Sin tomar partido en ninguna de estas dos posturas, si pueden seguirse algunos cambios producidos en la historia que pueden explicar la "evolución" del manga.

Los primeros ejemplos que combinaban imágenes y texto llegaron a Japón desde la India y la China en forma de rollos de pergamino, siendo en el siglo XII cuando los japoneses desarrollaron su propia versión, en la que ya aparecían xilografías monocromas, generalmente religiosas. Con el tiempo, también comenzó a representarse la vida cotidiana y de la estampa en blanco y negro, se pasó al grabado policromo.

En cuanto al carácter satírico del que hemos hecho mención en la obra de Hokusai, lo encontramos ya en el siglo XVII en dos tipos de imágenes muy populares en la ciudad de Otsu (las otsue) y Osaka (los tobae), que compartían este rasgo definitorio.

Japan Punch, C. Wirgman
En pleno siglo XIX, en el contexto de la apertura de Japón que tantas veces hemos citado, hay que destacar la obra de dos autores europeos, el inglés Charles Wirgman (con su publicación Japan Punch) y el francés Georges Ferdinand Bigot (Tobae), que pese a dirigirse a un público extranjero establecido en Japón, su influencia estilística marcó a toda una generación de artistas japoneses.
Tobae, Georges F. Bigot


Con el tiempo, esta influencia foránea fue incrementándose a medida que llegaban a Japón las numerosas muestras del cómic norteamericano.








El posicionamiento de los grabadores japoneses 

En lo que se refiere a la actitud de los artistas japoneses de finales del XIX frente a esta apertura del país, hubo quienes enseguida quisieron sumarse a las novedades que llegaban desde Europa, así como tampoco faltaron los que se negaban a ello y pretendían seguir su propia tradición.

En el siglo XX, esta división de opiniones derivó en tres, en lo que se refiere al mundo del grabado. Si bien hasta entonces el grabado japonés había sido siempre xilográfico, es decir, sobre una matriz de madera, algunos artistas se decantaron por el uso y la experimentación de técnicas occidentales, tales como la calcografía, la litografía o la serigrafía, mientras que otros prefirieron desarrollar la técnica tradicional que habían llevado a cabo hasta el momento. Dentro de la última postura hay en realidad un matiz, puesto que en este grupo, había aquellos quienes eran más conservadores y no sólo pretendían conservar la técnica, sino también los prpropios temas y estilo, realizando prácticamente copias de las obras ukiyo-e, que se alzaban como la cúspide del grabado japonés -si lo miramos desde el punto de vista de la recepción artística- y luego estaban aquellos que, aun manteniendo la tradición técnica, procuraron buscar unas nuevas formas de expresión. Frente a estas dos corrientes que se mantenían desde finales del siglo anterior, se sumó una tercera a principios del siglo XX, bajo el nombre de "grabado original o creativo", en la que los artistas querían encargarse de realizar todo el proceso creativo del grabado.


Los ukiyo-e y el manga
<< Es curioso que fuese el ukiyo-e, un arte inicialmente sin grandes pretensiones, por y para el pueblo, el que hoy se señala como cúspide de la historia del arte japonés. El manga contemporáneo, nacido sin más aspiración que la de entretener la juventud japonesa, se exportó al extranjero, y a pesar de su enorme especificidad nacional alcanzó un gan éxito entre el lector occdental >> - Brigitte Koyama-Richard

1 comentario:

  1. Hola! muy buen post. Quisiera consultarte acerca de las fuentes para leer más al respecto. Gracias!

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