lunes, 23 de febrero de 2015

Las catastróficas desdichas de los hermanos Font: cómo vender un falso Goya y acabar siendo estafados

La Sección de Arte viene con una curiosa historia, al tiempo se disculpa por no cumplir el plan estipulado que daría fin a la relación entre impresionismo, japonismo y manga -en ese orden- y que pospone para la semana siguiente.
- la mano redactora está algo ocupada con su presentación de final de carrera, así que si en vez de maldecirla por este cambio de última hora podéis rezar por ella, os lo agradecerá y compensará con mejores artículos a partir de ahora-.

Y como venía diciendo, hoy volvemos con una historia que quizá algunos de vosotros ya habéis leído en los diarios, sobre robo y falsificación de obras de arte -tema en el que se esconden anécdotas interesantísimas, que han llegado incluso a cambiar el curso de la Historia del Arte, como es por ejemplo el robo de la Mona Lisa, del cual os hablaré algún día-.

Concretamente, hoy vamos hablar de un falso Goya.


Érase una vez dos hermanos de Girona -Gerona, para quienes no lo entiendan- con muy mala suerte, tanta que no sólo fueron estafados una vez, sino dos. La primera de ellas intentando comprar un cuadro de Goya por el que debían pagar 270.000€, de los cuales "sólo" llegaron a anticipar 20.000€. Pese a la mal jugada del destino de dárselas de expertos antes de verificar la autenticidad del lienzo -cosa que hicieron, pero tarde-, la Audiencia de Girona les eximió de pagar los 250.000€ restantes al comprobar que se trataba de una falsificación. 
¿Pero quién iba a alegrarse con eso después de haber perdido 20.000€? Tal es así, que los hermanos decidieron seguir tentando a la suerte e intentar colocar el cuadro con los mismos papeles de autenticidad que habían recibido del vendedor y obviamente, por no por menos dinero, pues sino... ¿cómo iba a ser un Goya?
Así fue como los dos estafados dieron con un supuesto jeque árabe que pretendía comprarles la obra para revenderla en Asia -la cuestión es marear el cuadro por medio mundo-. Lo que no tenían previsto es que esta vez pudieran volver a ser ellos los estafados. La operación requería de un intermediario que debía convencer al jeque de comprar la obra. Lo que requería pagarle 300.000€ al susodicho, dinero del que ni siquiera disponían y que debieron pedir prestado, muy seguros del feliz desenlance al que llevaría este seguro y poco ético negocio. Así fue como los hermanos Font se dirigieron a Turín para encontrarse con el supuesto mediador para recibir una paga y señal por valor de 1.700.000 francos suizos, mientras que a su vez, el empresario que les debía procurar los 300.000€ se reunía con un enviado del intermediario para entregarle dicha cantidad. Sin embardo, resultó que sólo una de las partes cumplió con el trato acordado. Cuando fueron a ingresar el dinero en el banco de Ginebra, los estafadores estafados descubrieron que los billetes que llevaban en la maleta no eran otra cosa que fotocopias. Y sí, esto era lo peor que les podía pasar pero no lo último. Al llegar a la frontera de Aviñón, la policía no pudo más que sospechar de ellos, al descubrir que llevaban una supuesta pintura de Goya y un fajo de billetes falsos. Y así fue como los hermanos se quedaron sin cuadro -el cual fue incautado por la policía nacional- e imputados.


 


Fuentes:
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/02/20/catalunya/1424431550_373270.html
http://www.abc.es/cultura/arte/20150220/abci-estafados-dinero-fotocopiado-intenar-201502201901.html

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