martes, 13 de octubre de 2015

La Fundación Mapfre llega a Barcelona dedicando su primera exposición al protagonismo del color en la pintura de finales del s.XIX y principios del XX

Femmes de Tahití (1891), Paul Gauguin
Como muchos ya sabréis, desde hace un par o más de meses, viene anunciándose la llegada de la Fundación Mapfre a Barcelona. Fuese como fuera, lenta o rápida, esta espera llegó a su fin este pasado sábado 10 de octubre, momento en el que el número 250 de la calle de Diputación abrió sus puertas al público con una exposición titulada El triunfo del color, en la que se plantea un recorrido desde la pintura postimpresionista a la de las primeras vanguardias artísticas de principios del siglo XX -aunque sin descuidarse de exponer obras de los maestros impresionistas, seguramente más por una cuestión de reclamo del público que por necesidad-, en el que el color se vuelve, por así decir, leitmotif y es a partir de éste que se intenta hacer una lectura de la transformación que sufre la pintura desde el último cuarto del siglo XIX hasta las primeras décadas del XX.

Portrait de l'artiste (1887), Van Gogh
En cuanto a las obras expuestas, éstas provienen de la colecciones de los museos de Orsay y de l'Orangerie de París, a donde se espera que vuelvan, directamente, una vez termine la exposición en Barcelona. No obstante, no sólo las obras proceden de París, sino también el propio planteamiento y discurso de la exposición, la cual ha sido comisariada por Guy Cogeval, actual presidente de los dos museos mencionados.

Por lo expuesto, puede deducirse que la inauguración de esta nueva sede de la Fundación en Barcelona no ha querido arriesgarse mucho con el tema o, si se prefiere, ha recurrido a uno de los períodos artísticos que gozan de mayor aceptación entre el público, asegurándose así un exitoso comienzo.

En lo que respecta a la exposición en sí, lamento no poder daros más información, pues no la visitaré hasta la semana entrante, momento en el que el flujo de visitantes -según tengo entendido y así lo espero- habrá disminuido lo suficiente como para poder verla con calma. 


Para aquellos no familiarizados con el laberinto que supone a menudo el trazado cuadricular del Eixample de Barcelona, aquí van algunos datos para situar el lugar: primero de todo, es importante la dirección y en Barcelona sólo existen dos ejes imprescindibles, mar y montaña. Así que si miramos hacia ésta última, la Casa Garriga Nogués -en donde se encuentra emplazada esta nueva sala de exposiciones-, está situada en una calle por encima, y en sentido paralelo, a la de la Gran Vía de les Corts Catalanes, más o menos a la altura del Teatre Coliseum, es decir, muy cerca de Rambla Cataluña, que quedaría a mano derecha. Dicho otras palabras, en pleno centro de la ciudad. 

Este edificio, hasta hace apenas unos meses sede del Museo-Fundación Francisco Godia, fue construido a principios del siglo XX por el arquitecto barcelonés Enric Sagnier y en 1990, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).

En lo que respecta a la gestión de la nueva sede catalana, al parecer el equipo será el mismo, de modo que el que se encargue de la programación de Madrid lo hará también de Barcelona, asegurándose así, de que ambos centros se rijan por las mismas directrices. Sin embargo, en cuanto a las exposiciones, se prevé que algunas de ellas estarán programadas exclusivamente para cada una de éstas ciudades, mientras que otras serán expuestas en ambas, de forma itinerante.




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