Hoy la Sección de Arte os trae un tema, si no en boga, casi digno de salir en Vogue. Pero dejando al margen las bromas sin gracia, ¿quién no ha deseado nunca poder datar con cierta precisión un cuadro sin tener que haberse aprendido la fecha de cada uno o la trayectoria artística de sus ejecutores? o, trasladándonos a un caso distinto ¿acaso tampoco os ha ocurrido nunca que estáis leyendo a un autor de hace dos siglos y empieza a describir la vestimenta de un personaje y resulta que desconocéis el nombre de un considerable número de prendas de ropa? Pues bien, al margen del valor artístico del traje, el conocimiento de la historia de la indumentaria es también una herramienta de utilidad para los historiadores e historiadores del arte, así como lo es la del mobiliario o el saber reconocer la fisonomía de las ciudades en la época, lo cual, ¿por qué mentiros?, no es poco, sin embargo a largo plazo quizá es una buena vía -a parte de ser una vía más- para acceder a una datación aproximada y si se profundiza en el estudio, puede dar aun mayores resultados, como puede ser incluso la propia identificación de personajes. No obstante, como es sabido por todos, las humanidades son ciencias inexactas, y como el hombre es siempre menos previsible que la naturaleza, en algunos casos siempre cabrá preguntarse si el traje que lleva el susodicho personaje del cuadro es realmente contemporáneo al pintor o si bien, éste seguía prendado por la moda de tres años atrás y decidió pintarlo así porque consideraba que así le favorecería más o si por el contrario, era la mujer o el hombre de la pintura los que no disponían de medios económicos para renovar su armario. Éstas y otras quisquillosas preguntas podrán aparecer, especialmente cuanto menos conozcáis la obra y más aburridos estéis para entreteneros con tales elucubraciones, pero generalmente, sabiendo situar al artista en su contexto temporal-espacial, podréis obviar muchas de ellas y concentraros en detalles de mayor interés, los cuales, como ya he dicho, pueden seguir estando perfectamente relacionados con la indumentaria.
Hoy no nos centraremos en aprender todo este vocabulario, sino más bien en dar una idea general, eso sí, con muchos ejemplos visuales, de los cambios y características más importantes de el traje romántico. Y para los que se sientan realmente interesados por el tema, os recomendamos el estudio de Pablo Pena González sobre El traje en el Romanticismo y su proyección en España, 1828-1868.
El traje en el siglo XIX
Dos son los momentos decisivos para la historia del vestido:
- El primero tiene cabida en la segunda mitad del siglo XIV, momento en que nace el traje moderno.
- El segundo se sitúa en este mismo siglo XIX del que nos vamos a ocupar, y más concretamente, en el Romanticismo. Pues si bien la indumentaria occidental de esta época no experimenta un cambio tan revolucionario como el del siglo XIV en lo que respecta al traje en sí mismo -muy a pesar de la notable transformación por la que pasa la vestimenta masculina, del que hablaremos a continuación-, el aspecto innovador y sin parangón hasta aquel momento, es el de su mediatización. Dicho de otra forma, hasta entonces, la manera de vestir marcada siempre por una voluntad de imitar o de diferenciarse consistía en fijarse e imitar a la aristocracia -generalmente las elites han querido siempre remarcar la exclusividad de sus prendas, mientras que las clases más bajas, por el contrario, hacían cuanto podían -y posiblemente muchos aún lo hagan- por emular los gustos de aquellas más elevadas, sin embargo, con las revistas de moda -creadas la mayoría en el siglo XVIII-, lo importante era seguir los dictámenes que en ellas se aludía, los cuales venían determinados a partir de dibujos, virtuales. Esta implicación y poder que cobra la prensa, la cual podemos incluir dentro de los medios de comunicación de masas, viene a ser un paso determinante, convertido en el punto de partida hacia el vestir contemporáneo, el cual sigue estando estrecha y fuertemente unido a los medios de comunicación. Es precisamente, dentro del siglo XIX, en el período del Romanticismo, y más concretamente a partir de 1825-25, cuando tiene lugar, en casi todos los países de Europa occidental y Estados Unidos, la eclosión de revistas en cuyo contenido hay información sobre la vestimenta.
Brevemente, anunciaremos algunos cambios producidos en la manera de concebir el traje el en siglo XIX:
1. Si en los siglos XVII y XVIII, la moda era cosa de la realeza y la aristocracia, a partir de las revoluciones burguesas, el dinero se ve más repartido y la clientela de ropa se ha vuelto más numerosa. Asimismo, es un momento próspero, en el que el dinero fluye de las colonias y los beneficios de los negocios en estos lugares, se gastan en productos de moda.
2. Otra característica, quizá la más detacable del siglo XIX respecto al mundo de la indumentaria, es la distinción de sexos y la importancia del decoro en ambos casos. Si bien bajo el Antiguo Régimen, hombre y mujer iban ambos habillados muy ornamentalmente, a partir de este momento, el traje del hombre se caracterizará por su sobriedad, contrapuesta al hiperdecorativismo que definirá al atuendo de su acompañante femenina.
<< [...] Si en la antigüedad grecorromana esta función la desempeñaban más la colocación del traje y los complementos que las ropas mismas, durante el Renacimiento se conformaron prendas de vestir que integraban los carácteres sexuales en su propia estructura, precisamente por la sublimación del cuerpo a las ropas que propició la eclosión del patronaje anatómico.>>
<<La historia del traje no registra un grado tan elevado de diferenciación sexual a través de las formas del vestido en ninguna otra época anterior o posterior al Romanticismo>>. - Pablo Pena González
Durante el Rococó, los trajes masculinos eran igualmente artificiosos y cómodos que los de las mujeres, los cuales estaban dotados de generosos escotes. Todo esto cambiará con el cambio de siglo. La moralidad decimonónica instauró una serie de constricciones. El vestir masculino se austerizo y oscureció, así como sus formas se volvieron más duras. En cuanto a los escotes femeninos, estos perviven algun tiempo en los vestidos de calle, pero en seguida quedan reservados a las soirées y no siendo ya tan ostentosos.
El pudor o decoro imperante en este siglo, ha sido estudiado por la figura de Jean Charles Bologne, quien lo ha considerado como una revolución social de primer orden, puesto que <<el pudor del siglo XIX proviene cada vez más de los ciudadanos y cada vez menos de los moralistas y predicadores. Así se va imponiendo por doquier, mientras diez siglos de sermones no habían logrado convencer al pueblo>>.
Un último aspecto en relación con el pudor, es que, si bien en los siglos XVII y XVIII las clases no privilegiadas incapaces de presumir de lujos, lo hacían de su pudor, como arma de reivindicación social que se oponía las costumbres licenciosas de las altas esferas aristocráticas. En el Romanticismo y con la preponderancia de la burguesía, este puritanismo se propaga, estableciéndose el decoro como la mayor de las virtudes.
3. El vestido romántico, manifiesta, en algunos casos, una deuda con los historicismos, las fuentes de los cuales pueden encontrarse muchas veces en el repertorio teatral. De este modo, podemos suponer que el mundo del teatro jugó también un papel mucho en la configuración de los ideales de belleza y elegancia de la época.
4. Dos fenómenos aislados, pero de esta misma época y ampliamente conocidos, son el dandismo y el bloomerismo; si el primero pretendía revindicar la individualidad y diferenciación a través del vestido, el segundo se proponía lo contrario, reclamar la igualdad entre géneros a partir de la supresión de diferenciaciones de género en la vestimenta, en este caso concreto, introduciendo de manera visible el pantalón en el atuendo femenino.
<<Con el Romanticismo, el vestido alcanza un apogeo sin precdentes, asistimos a la apoteosis de la apariencia. Síntoma de ello, los intelectuales se afanan desde el siglo XIX en revelarnos los mecanismos de este fenómeno llamado moda que ha terminado por engullir todo producto de mercado. Las respuestas fundamentales ya fueron descubiertas en el Romanticismo: Baudelaire identificó el traje como signo; Carlyle precisó las tres funciones principales del traje -decoración, pudor, protección-; Comte descubrió en la moda el motor del progreso industrial>> - Pablo Pena González
Los diseños aparecidos en algunas de las revistas europeas decimonónicas
El carácter dibujístico de estos modelos, ha influido para que estos figurines que aparecen representados, adquieran un connotación internacional y sean los mismos en todo occidente, sin importar si la revista es española, francesa, italiana o de cualquier otro país occidental, constituyéndose así como modelos arquetipos.
EL TRAJE FEMENINO
A parte de los corsés, otra estructura a destacar, es la de las faldas y la cual podía ser de diferentes tipos, como os mostramos a continuación.
El traje de sociedad (1828-1836)
Revista italiana:
"Corriere delle Dame", 1822 y 1824
[fig. 1 y 2]
Revista francesa:
"Petit Courrier des Dames", 1828
[fig. 3]
Revista francesa:
"Le Follet", 1832, 1834, 1836
[fig. 4,5,6]
Revista francesa:
"Le Follet", 1833, 1832, 1833
[fig. 7,8,9]
Trajes de sociedad (1836-1842)
Revista española:
"La Mariposa", h.1840
[fig. 10,11]
Revista francesa:
"Le Follet", 1837, 1840
[fig. 12,13]
Revista francesa:
"Petit Courrier des Modes", 1841
[fig. 14,15]
Revista española:
"La Caprichosa", 1842
[fig.16]
Trajes de sociedad (1842-1850)
Revistas francesas:
"Journal des Demoiselles", 1842
"Le Moniteur de la Mode", h.1845
"Les Modes Parisiennes", 1846
[fig. 17,18,19]
Trajes de sociedad (1850-1862)
Revistas francesas:
"Le Moniteur de la Mode", 1853, 1855 (las dos de arriba y la última de abajo)
"Le Conseiller des Dames et des Demoiselles", 1855
[fig. 20,21,22,23]
Revista española:
"La Elegancia", 1860
Revista francesa:
"Le Moniteur de la Mode", 1861
[fig. 24,25]
Revista francesa:
"Le Moniteur de la Mode", 1857, 1858
[fig. 26,27]
Trajes de sociedad (1862-1868)
Revista española:
"La Moda Elegante", 1863, 1864
[fig. 28,29]
Revista francesa:
"L'Illustrateur des Dames", 1867, 1868
[fig. 30,31,32,33]
Trajes de calle (1830-1836)
Revista francesa:
"Petit Courrier des Dames", 1829, 1829, 1830
[fig. 34,35,36]
Revista española:
"Correo de las Damas", 1834
[fig. 37]
Trajes de calle (1836-1842)
Revista española:
"El Buen Tono", 1839
[fig. 38]
Revistas francesas:
"Petit Courrier des Modes" y "Le Follet", 1836
"Paris Élegant", 1838
[fig. 39,40,41]
Revistas españolas:
"El Buen Tono" y "La Mariposa", 1839
Revista francesa:
"Le Follet", 1840
[fig. 42,43,44]
Revista francesa:
"Petit Courrier des Modes", 1841
[fig. 45,46]
Trajes de calle (1842-1850)
Revistas francesas:
"Journal des Demoiselles", 1843, 1844, 1845
"Les Modes Parisiennes", 1846
[fig. 47,48,49,50]
Revistas francesas:"Les Modes Parisiennes", 1846[fig. 51]
"Journal des Demoiselles", 1847, 1848, 1850[fig. 52,53,54]
Trajes de calle (1850-1862)
Revistas francesas:
"Journal des Demoiselles", 1854
"Le Moniteur de la Mode", 1855
"Le Conseiller des Dames et des Demoiselles", 1858
[fig. 55,56,57]
Revistas francesas:
"Le Moniteur de la Mode", 1856
"Le Conseiller des Dames et des Demoiselles", 1858
[fig. 58,59]
Trajes de calle (1862-1868)
Revista española:
"La Moda Elegante", 1862-1866
[fig. 60-70]
Trajes de calle (1866-1868)
Revistas españolas:
"La Violeta", 1866
"La Moda Elegante", 1866
[fig. 71,72]
Revista francesa:
"L'Illustrateur des Dames", h.1868
[fig. 73,74]
Sobretodos (1828-1836)
Revista francesa:
"Petit Courrier des Dames", 1830
Revista española:
"Correo de las Damas", 1833
[fig. 75,76]
Revista francesa:
"Petit Courrier des Dames", 1836
[fig.77]
Sobretodos (1842-1850)
Revistas francesas:
"La Sylphide", 1840, 1843
"Les Modes Parisiennes", 1846
[fig. 78,79,80,81]
Sobretodos (1850-1862)
Revista francesa:"Le Moniteur de la Mode", 1856, 1860
Revista española:
"La Elegancia", 1861
[fig. 82,83,84]
Sobretodos (1866-1868)
Revista española:
"La Violeta", 1864,1866
[fig. 85,86]
El calzado femenino
EL TRAJE MASCULINO
Entre 1828-1836
Revistas francesas:
"La Mode", 1831
[fig. 1,2]
"Petit Courrier des Dames", 1828,1829
[fig. 3,4]
Revista española:
"Correo de las damas", 1833
[fig.5]
Revistas francesas:
"La Mode" y "Petit Courrier des Dames", 1830
[fig. 5,6,7]
Revista española:
"Correo de las Damas", 1833
[fig.8]
Entre 1836-1845
Revistas francesas:
"Journal des Tailleurs", 1839, 1841,1842,1844,1851
[fig. 9,11,12,13,14,15]
"Le Lion", h. 1846
[fig.10] "La Mode", 1858[fig.16]
Entre 1862-1868
Revista francesa:
"Journal des Tailleurs", 1861,1864,1865,1869[fig. 17,18,19,20]
EL TRAJE INFANTIL
Y para acabar, un par de ejemplos sobre la indumentaria de los niños
Revista francesa:
"Le Moniteur de la Mode", 1858
Revista española:
"La Violeta", 1866
Y para finalizar, despedirnos con frase que hemos escuchado tantas veces y para tantos contextos distintas y que ya estaba de moda en el siglo XIX y probablemente viene de más lejos incluso.
"Dimes que bastón llevas y te diré quien eres"