Se llama Wuba, es adorable y es el protagonista de 'Monster Hunt', el estreno internacional más rentable del verano fuera de EE UU.
Les ha costado, pero finalmente Los Minions han obtenido su recompensa: tras pasar las aclamadas (y extremadamente rentables) Gru. Mi villano favorito y Gru 2 dejándose el ojo a las órdenes de ese explotador narigudo, las mascotas animadas con aspecto de supositorio han obtenido cifras óptimas estrenando su primera película como protagonistas. A los 5,5 millones de euros obtenidos en su estreno español hay que sumarles los 106,6 millones de su primer fin de semana en EE UU, sin olvidar una recaudación acumulada en nuestro país que ya se acerca a los tres millones (576 millones en todo el mundo). Ahora bien: a las criaturas amarillas y asexuadas de Pierre Coffin les ha salido un rival imprevisto en las estadísticas. Su nombre es Wuba, se parece a un rábano y es la mascota de Monster Hunt, un filme chino que ha cosechado 66 millones durante su primer fin de semana en el Celeste Imperio.
Dirigida por Raman Hui (Shrek Tercero), Monster Hunt se ha hinchado a batir récords durante sus pocos días en cartelera. Según informan Variety y Screen Daily, la cinta se estrenó el jueves 16 y sólo ha necesitado cinco días para romper la barrera de los 100 millones de euros, algo que no sólo la convierte en la película más taquillera en su país de origen, sino también en el estreno más rentable del verano fuera de Estados Unidos, cubriendo de sobra su presupuesto de 27,6 millones (algo menos de la mitad de los 69 millones que ha costado rodar Los Minions). Por otra parte, la película está sentando precedente dados los buenos resultados de su exhibición en pantallas Imax, y también por ser la primera película del país que mezcla la acción real con personajes digitales.
Pese a los esfuerzos de las majors de Hollywood, y por mucho que su público pierda la olla como el que más por la saga Transformers y los estrenos de Marvel, el suculento mercado cinematográfico de China sigue caracterizándose por el férreo proteccionismo de su gobierno, y también por unos rasgos culturales que resultan casi alienígenas si se los mira desde Occidente. Así las cosas, un vistazo a Monster Hunt y a sus circunstancias revelan que estamos ante un fenómeno que no podría haberse dado en ningún otro lugar del mundo. Para empezar, el estreno del filme ha tenido lugar dentro de una temporada muy particular: durante julio y agosto, el gobierno de China sólo permite que se estrenen películas producidas en el país, dejando fuera de sus carteleras a los blockbusters que triunfan en el resto del mundo. La ausencia de Jurassic World o de la propia Los Minions no significa automáticamente que los filmes del Reino del Centro lo tengan todo ganado en casa (Forbes indica que, hasta este fin de semana, la taquilla autóctona se hallaba en un estado bastante chuchurrío), pero desde luego les da una ventaja debido a la falta de competencia.
Para seguir, Monster Hunt y su adorable monstruito cuentan con una curiosa mezcla de caché cultural y atractivo pop. Resulta que la película adapta uno de los Cuentos de Liao Zhai: hablamos de una antología de relatos fantásticos escrita en el siglo XVII por el erudito Pu Songling (y conocida también como Leyendas extrañas de un estudio chino) cuyas más de 400 historias breves ya han dado lugar a filmes como Una historia china de fantasmas. A la fama del libro, que sigue siendo muy popular entre los lectores chinos, se suma la presencia de actores reconocibles como los comediantes Eric Tsang y Sandra Ng, la guapísima Bai Baihe y Jiang Wu, un señor de facciones berroqueñas a quienes los espectadores occidentales hemos visto en la formidable A Touch of Sin. Todos ellos juntos y revueltos con una fauna pixelada en la que ha trabajado el animador Jason H. Snell (Tomorrowland), y que opta descaradamente por lo simpático y lo riquiño: un punto en común con Los Minions, qué duda cabe.
Ahora toca una pregunta peliaguda: ¿es exportable el fenómeno Monster Hunt? Por lo que parece, en absoluto: los puntos de interés que señalábamos arriba le traerán al pairo a un espectador europeo o americano, a no ser que éste se halle muy interesado en el cine y en la cultura de China. Y, además, una reseña de The Hollywood Reporter permite adivinar que el filme no es nada del otro jueves. La película trata sobre una guerra civil en un reino poblado por criaturas fantásticas: huyendo del conflicto, la embarazada Reina de los Monstruos abandona su país, salvando a su futura descendencia dejando embarazado a un varón humano (Jing Boran). Algo que no se ajusta mucho a lo que entendemos por aquí como un filme ‘para toda la familia’, por mucho que la frase “¡He dado a luz a un rábano!” (pronunciada por un hombre, para más señas) tenga su punto. La descendencia de marras no es otra que el pequeño Wuba, el bicho adorable y blanquecino que ejerce como mascota del filme.
A partir de ese momento, prosigue la crítica, Monster Hunt se pierde en momentos cómicos que pondrían en aprietos a cualquier traductor, escenas de artes marciales muy vistosas pero con poco peso argumental y agujeros de guión tamaño extragrande. En general, resume la redactora Elizabeth Kerr, el filme queda como “una píldora sentimental con moraleja, fácilmente digerible, que ni siquiera cuenta con personajes sólidos para hacer valer sus inofensivas conclusiones (respeto a la comunidad, devoción por la familia, tolerancia hacia el forastero)”. Todo muy blandito, vamos, y también muy adecuado para un gobierno como el de China, siempre dado a cargar la mano con la censura.
Ahora bien: aunque su carrera internacional tenga todos los visos de ser discreta, esta película no sólo importa por sus resultados concretos, sino por haber encabezado un fin de semana en el que el cine chino ha escalado locamente en taquilla. Le sigue en los rankings Pancake Man, una comedia de artes marciales con Jean-Claude Van Damme como actor secundario, que ha llegado a los 56 millones de euros en taquilla. Y, cerrando el top 3, tenemos la segunda parte de The Monkey King, con 19 millones. Cifras todas ellas que revalidan la condición de China como el mercado cinematográfico más apetecible del mundo… siempre que su público, y sus autoridades, se dejen.
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