El 25 de diciembre se estrenó en España Big Eyes, la nueva película de Tim Burton que vuelve a mirar al biopic, como ya hiciera con Ed Wood. Esta vez no ha contado con sus actores talismán, Johnny Depp y Helena Bonham Carter, si no con Christoph Waltz y Amy Adams que interpretan a Walter y Margaret Keane. En los años 60, el matrimonio Keane se hizo famoso y multimillonario gracias a los cuadros que pintaba ella, pero que Walter vendía como si fueran suyos. Mientras Margaret, una mujer introvertida y tímida, pintaba de forma obsesiva encerrada en su casa, Walter, un seductor nato, ejercía de relaciones públicas, llegándose a creer su propia mentira lo que llevaría a su divorcio y a un enfrentamiento que acabaría por darle la autoría a Margaret. Esos cuadros con niños de ojos gigantes iniciarían una tendencia artística conocida como Big Eyes, influencia en artistas y cineastas (incluido Tim Burton, cuya película pretende ser un reconocimiento a la artista que permaneció en la sombra durante décadas), que, aunque denostada por la crítica, logró calar en la gente, que compraba miles de litografías, postales y merchandising de todo tipo.
Debajo, Amy Adams en un fotograma de Big Eyes, como Margaret Keane, que llegó a pintar hasta 16 horas al día.
Pero hablemos de España. ¿Tuvieron alguna relación los Keane con nuestro país? En efecto. En enero de 1964, Walter Keane visita Madrid y se hace fotos con Royo Villanova, entonces rector de la Universidad de Madrid, y con el decano de Filosofía y Letras, Camón Aznar. El entonces “reconocido” pintor entrega un cheque por valor de 100.000 pesetas a la facultad a través de la fundación Walter y Margaret Keane. Ése sería un dinero que se destinará a una beca para estudios del Arte español tal y como recoge el diario ABC en sus páginas. Como hicieron en otros países, la idea de los Keane es patrocinar estudios sobre arte en cada país “a fin de lograr una mayor comprensión entre los pueblos”. Walter Keane es el único protagonista de la historia, ya que su mujer Margaret, la auténtica artista, no aparece en ninguna de las fotos.
Debajo, el momento en el que Walter Keane entrega el cheque para la beca en Arte Español a las autoridades universitaria en Madrid.
En esa misma visita a Madrid, Walter Keane dona dos cuadros al Museo de Arte Contemporáneo: uno, supuestamente dibujado por él, y el otro, por su mujer. A diferencia de otros países, es la primera vez que la beca se acompaña de una donación. Esto es debido a que los cuadros fueron adquiridos por Johnston and Meyer, que los regaló posteriormente al museo madrileño, y el director de esta editora de San Francisco, el señor Baccari, estudió con los jesuitas españoles. De ahí el trato especial a España.
El cuadro que se atribuye Walter Keane es del estilo que los hizo famosos y multimillonarios. Se llama Niña con gatos (Out After Dark). Según su ficha en España es una “representación de una niña sentada en una escalinata que actúa como fondo; junto a ella, dos gatos miran atentamente hacia el espectador. Resaltar los ojos de la niña, muy grandes. Los tonos utilizados son fríos, y cálidos en la figura infantil”. El cuadro está fechado en 1962 y aparece la rúbrica KEANE, que era como firmaba “sus” cuadros Walter Keane. Decía Keane al respecto: “He visto los ojos de niños famélicos, acusándonos por lo que habíamos hecho, por las destrucciones que habían causado su infelicidad. Era imposible expresar sus sentimientos con palabras, pero a un pintor le bastaba reflejar aquellos ojos que lo decían todo”. El sentimiento es real, los ojos como ventanas del alma, pero fue Margaret Keane quien sintió la llamada no su marido.
En el segundo cuadro, pintado por Margaret, vemos a una mujer también de ojos grandes, aunque no tan exagerados, de cara más ovalada, y figura más estilizada. El cuadro se llama Margarita en el campo (Double Draw) y su ficha dice: “Representación femenina con fondo de naturaleza muy esquemático; es la protagonista la que parece dibujar el paisaje, o al menos terminar, que se desarrolla tras su silueta”. Cuando Margaret Keane descubrió que su marido la había suplantado, decidió compaginar sus dibujos de niños con otros que pudiera atribuirse ella. Es decir, por si fuera poco trabajo, Margaret duplicó su producción, pintando cuadros con niños que firmaba como Walter y otros más cercanos al estilo de Modigliani o Botticelli, como reconoció la propia artista, que se atribuía ella. Para diferenciarlos, este cuadro de 1963 aparece firmado como MDH Keane, porque Margaret se llamaba en realidad Peggy Doris Hawkins. Al conocer su historia secreta pareciera que nos quiera decir que era ella la que pintaba.
Debajo, el matrimonio con sus hijas y dos de sus caniches. Un año después de esta “feliz” imagen, Margaret abandonaría a su marido.
Ese mismo año, en 1964, el suplemento Blanco y Negro le dedica un par de páginas al “matrimonio de pintores que se ha hecho millonario” y habla de su historia: “curiosísima”. Según el suplemento, basándose en las mentiras que contó el propio Walter, éste vivía en una mansión y tenía un salario “envidiable” a finales de los años 40. Pero decidió abandonar esta lujosa vida y dedicarse a la pintura, un hobby hasta ese momento de fin de semana. Viajó a París para formarse, quería “ser feliz pintando”. “De la bohemia de París a la fama en Estados Unidos”, titula el diario. Y conoció a Margaret en una exposición en San Francisco. Recordemos que Walter nunca pintó un solo cuadro. Pero no sólo eso, siempre intenta estar por encima de Margaret, como cuando comenta que los cuadros que les hicieron famosos fueron dos: el que pintó Margaret de Jerry Lewis y su familia, a petición del actor, y el que hizo él que donó a la UNESCO. En comparación no habría color, pero ambos fueron realmente pintados por Margaret.
Debajo, Walter Keane haciendo como que pintaba cuando le enfoca el fotógrafo.
Un año después los Keane vuelven a ser noticia en España. En 1965, el matrimonio realiza una exposición conjunta de su obra en el museo. En la crítica que leemos en el diario ABC, testigo de las andanzas del matrimonio en nuestro país, se habla con entusiasmo de la muestra. A. M. Campoy comenta al respecto que el matrimonio “aunque distintos en intención”, coinciden en la técnica (“abstracta”): “Un realismo ilustrado e ingenuísta, pulcritud hasta la asepsia”. Y añade: “Walter, más pintor, asoma a los sorprendidos ojos de sus criaturas la tristeza de los lemúridos humanos que parecen protagonizar un triste relato de León Uris”. Los Keane engañaron al mundo entero, incluidos a la crítica, que siempre creyó que Walter era “más pintor” que su mujer.
Debajo, imagen en la revista Life de 1970 en la que Margaret Keane aparece pintando uno de sus cuadros, demostrando que era ella la autora real y no su marido. Tardó una hora en terminarlo delante de un corrillo de gente.
Pero, ¿qué ocurrió con aquellos dos cuadros donados por los Keane? Los fondos del museo de Arte Moderno acabaron siendo acogidos por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Sin embargo, estas dos pinturas no se encuentran allí, si no en el Museo de Jaén, en donde, confirman a CINEMANIA, los cuadros están en depósito, disponibles para exposición temporal. En sus fichas se confirma la autoría de Margaret Keane aunque se deja especificado que se atribuía el cuadro de la niña con gatos a su marido. Ojalá que con la película de Tim Burton, Big Eyes, veamos estos dos cuadros de Margaret Keane en alguna exposición abierta al público.
Bola extra: Alaska y Mario Vaquerizo tienen estos dos cuadros de Margaret Keane colgados de la pared (foto: Madriz). El cuadro de la izquierda, el de la niña de amarillo con el gato negro, es el mismo cuadro que sostiene Amy Adams en el filme (foto de apertura). Mario Vaquerizo confirma a CINEMANÍA que son litografías compradas por Ebay, originales de los 60, certificadas por la galería de Margaret Keane. Además, afirma, es propietario de un cuadro de Margaret Keane original, “pequeño, con un niño escondido entre flores de colores”, que compró en 2010 a través de la web de la galería de Margaret Keane por 2.500 dólares. Las tres pinturas las tiene colgadas en su despacho.
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